martes, 23 de septiembre de 2014

Si, me enamoré de él, estúpida y perdidamente, no solo por su aspecto físico, si no también por esos pequeños detalles que hacían parte de él. Como su manera de caminar, o su linda risa, su manera de hablar, la forma en la que su ceño se fruncía, como reaccionaba cuando estaba distraído, la forma en la que me hablaba al oído, la manera en la que me miraba con una cara rara o tierna, o como tonteaba con las cosas cuando estaba aburrido, como se acomodaba su delicado y lindo cabello, también me gustaba la forma en que sus ojos brillaban, no eran ni eran verdes, eran cafés, y profundos y aún así eran los más bonitos que había visto en toda mi vida. Una de mis partes favoritas era cuando él hacía estupideces en frente mío solo para hacerme reír, me gustaba ver como actuaba con sus amigos, tan raramente, tan extrañamente, tan él, era lo más tierno del mundo para mí. Para mí, él era el mejor.

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