Tenía que dejarte ir,
tenía que, no quería,
odiaba esto,
pero tenía que dejarte ir,
dejar de gritar tu nombre en silencio,
dejar de buscarte, dejar de pensarte,
dejar de amarte, dejar de quererte.
Iba a ser duro, lo sé,
pero tenía que porque contigo
en mi mente todo el tiempo
no sucedería nada más que hundirme más y más profundo.
Y te confieso que dolió, dolió más
de lo que imaginé, era obligarme a dejar de llorar,
de pensarte, de llamarte, hasta soñarte,
me torturé días enteros buscando
alguna distracción, fue lo más difícil
que había hecho en toda mi vida.
Tuve que entender que
yo no era para ti, ni tu para mi,
que nuestros destinos jamas
volverían a juntarse, que estamos destinados
a vivir el resto de nuestras vidas separados,
viviendo con arrepentimiento y desamor,
que nada de lo que hiciera haría que tu regresaras...
No quería, odiaba la idea, pero tenía que dejarte ir...
Y lo logré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario