domingo, 26 de octubre de 2014

Tenía que dejarte ir,
 tenía que, no quería,
 odiaba esto,
 pero tenía que dejarte ir,
 dejar de gritar tu nombre en silencio,
 dejar de buscarte, dejar de pensarte,
 dejar de amarte, dejar de quererte.
 Iba a ser duro, lo sé,
 pero tenía que porque contigo
 en mi mente todo el tiempo
 no sucedería nada más que hundirme más y más profundo.
Y te confieso que dolió, dolió más
 de lo que imaginé, era obligarme a dejar de llorar,
 de pensarte, de llamarte, hasta soñarte,
 me torturé días enteros buscando
 alguna distracción, fue lo más difícil
 que había hecho en toda mi vida.
Tuve que entender que
 yo no era para ti, ni tu para mi,
 que nuestros destinos jamas
 volverían a juntarse, que estamos destinados
 a vivir el resto de nuestras vidas separados,
 viviendo con arrepentimiento y desamor,
 que nada de lo que hiciera haría que tu regresaras...
No quería, odiaba la idea, pero tenía que dejarte ir...
 Y lo logré.


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